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La creación de la mujer (esquimal)

La creación de la mujer (esquimal) Un niño se despertó. Estaba sentado solo, en un pequeñísimo trozo de corazón, que flotaba en el aire. El niño se hizo pequeño y el trozo de corazón se hizo más y más pequeño a su alrededor. Quería alargar sus brazos y coger bayas, comerlas y hacerse mayor. Y el corazón creció y se hizo grande, grande al mismo tiempo que el niño. Cuando el niño empezó a andar, el corazón se hizo tan grande que podía cazar en una gran extensión sin alcanzar sus orillas. Así vivió muy feliz: tenía el Sol que brillaba, la carne de caribú para comer y el agua fresca para beber. Pero conforme se hacía mayor, se encontraba cada vez más solo. Algunas veces se encontraba tan solo que no sentía ni siquiera deseos de cazar. No pensaba en comer o beber. Únicamente deseaba no hallarse tan solo en el gran mundo. Por eso, rogó al Gran Espíritu: «Hazme una merced. Dame un compañero que se parezca a mí, con el cual pueda hablar, con el que ya no me encuentre tan solitario». Un día, el jovencito se despertó y vio a alguien descansando a su lado. El joven miró a su alrededor: el Gran Espíritu había escuchado su ruego y le había enviado un compañero. En adelante ya no se encontraría tan solo. Su corazón latió deprisa, pues el compañero que le había enviado el Gran Espíritu para que el hombre fuese feliz era distinto al hombre y yacía dormido e inmóvil. El hombre estuvo un rato esperando que se despertase tan bella persona, pero no se despertaba. El hombre acarició suave y dulcemente su piel y estrujó sus largos cabellos. Tocó con sus dedos los párpados de la mujer, y ésta, abriendo sus ojos, le miró. Entonces, ella se levantó y empezó a preparar la comida para los dos. Ellos viven todavía.

En esta actividad te invitamos a reivindicar la voz de Ella, la primera mujer. ¿Se levantó y preparó la comida para los dos? Cuéntanos cómo continuó la historia.


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#tam_ml002 + #códigopersonal
Puntaje de acuerdo al tipo de escrito.

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