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Los espíritus de la selva (esquimal)

Si alguien se pierde en los bosques, Nan-Tena (los Espíritus de la Selva) lo toman y lo convierten también en Nan-Tena. Hace algunos años, Agrafena, sobrina de Simeón, vivía con sus padres en Kastatan, catorce o quince millas más allá de Tyonek. La barcavivienda de la familia de Agrafena se paró a un cuarto de milla de un banco, y quedó rodeada inmediatamente por una espesa selva. Agrafena tenía entonces siete u ocho años. Sus padres empezaron a descargar la barca y llevaron los suministros a su casa. Cuando llegaron al hogar, enviaron la niña a la barca para que recogiese un saco de sal que habían olvidado allí. La niña corrió colina abajo hasta la orilla del río, cogió el saco de sal y se puso en marcha hacia su casa. Agrafena sabía perfectamente dónde estaba su casa; sin embargo, iba en dirección contraria. Mientras caminaba, Agrafena oía como si alguien le murmurase al oído. Se volvió, pero no vio a nadie. Lejos, muy lejos, por los oscuros bosques, iba Agrafena de un lado a otro. La niña sabía que iba en dirección contraria a la de su casa; sin embargo, no tenía prisa ni estaba asustada. Entre tanto, sus padres empezaron a impacientarse primero y luego a alarmarse. Salieron en busca de su hija, rogaron y quemaron incienso. Finalmente, cuando ya era casi de noche, encontraron a la niña más allá del río


Aquel río, aunque no era muy ancho, sus aguas eran tan veloces que no se podía cruzar sino mediante un tronco de árbol. Sin embargo, la niña estaba en la orilla opuesta y sus vestidos completamente secos. El padre le dijo a Agrafena que volviera a casa, pero ella no quiso regresar. Sin embargo, los padres llevaron a su hija a casa. Durante varios días estuvo enferma e inconsciente. Después se recobró. Nan-Tena, los Espíritus de la Selva, son las almas de aquellos que se perdieron en los bosques. No hace mucho tiempo, unos hombres de Tyonek observaron pisadas de Nan-Tena. Estas pisadas eran grandísimas. Nan-Tena es más alto que un hombre. Vaga por los bosques con sólo un traje sobre los hombros. Su cuerpo es peludo. Sus ojos tienen una triste mirada.



¿Alguna vez creíamos que estaba todo perdido y caminando por un callejón oscuro sentimos el impulso cálido de algo iluminándonos el camino en la penumbra? A veces no necesitamos que nos digan cómo hacer las cosas, necesitamos que crean en nosotros. A veces obtenemos respuestas por coincidencias del destino, ¿alguna vez te ha pasado? Por favor, cuéntanos de aquella vez que te sentiste perdido y algo te ayudó a salir como un milagro.

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Sin límite de tiempo
#tam_rt002 + #códigopersonal
Puntaje de acuerdo al tipo de escrito

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